martes, 29 de diciembre de 2009

SCORE FINAL: PERDIÓ COZUMEL GANÓ VAQUEVA

SCORE FINAL: PERDIÓ LA CIUDADANÍA / GANÓ EL “VAQUEVA”
Por: Mtra. Martha Nieto Cater
Es ese momento del año en el cual hacemos el recuento de lo ganado y lo perdido.
El 2009 pasará a la historia como de uno de los peores años en términos económicos para el sector turístico y, especialmente, para la Isla de Cozumel.
La caída de aproximadamente 10 puntos porcentuales en la ocupación hotelera, la disminución en arribos de cruceros y la reducción en la cantidad de pasajeros que llegan por ferry nos muestran que, ni siquiera después de un huracán como Wilma, ha tenido Cozumel un panorama más difícil y preocupante.
No sólo se trata de la crisis económica sino de las batallas perdidas de la ciudadanía frente a sus propias autoridades:

Estamos en la era de la ideología del VA-QUE-VA, término abreviado de “va porque yo digo que va”:
“Vaquevá” la extracción de la arena de Cozumel, sin negociación alguna, sin consentimiento de la población, sin información suficiente, sin beneficio alguno para la propia Isla.
“Vaquevá” el aumento del costo del transporte público de 5 a 7 pesos. Comparativamente con el resto del país, nuestro servicio de transporte urbano es uno de los más caros y de los menos utilizados. Si el aumento en el precio se debiera a la mejora en el servicio no habría tanto problema pero, desgraciadamente, nuestro transporte urbano es ineficiente, las rutas no abarcan a toda la localidad, no existe puntualidad en las paradas; de hecho, NO existen paradas formales, techadas, para que el pasajero espere su transporte. ¿El resultado? : de noviembre del 2008 a noviembre del 2009 tenemos en circulación más de 2,700 MOTOS MÁS, es decir, un aumento del 12% en tan sólo 12 meses… Actualmente existen 24,774 MOTOS REGISTRADAS circulando y siguen aumentando. (La cifra es aún mayor pues es no incluye las motos no emplacadas y vigentes).
“Vaquevá” el aumento del 1% en el I.V.A. y, simultáneamente, el aumento del 1% al Impuesto al Hospedaje; la hotelería y los paquetes turísticos prepagados tendrán que absorber ese incremento en tanto se actualizan las tarifas con los nuevos impuestos.
Tenemos perdidas las batallas para lograr la disminución en las tarifas por parte de la Comisión Federal de Electricidad. Tenemos perdida la batalla para liberalizar el transporte público y ofrecer a la población un transporte eficiente y a precios accesibles. Tenemos perdida la batalla en el aeropuerto al no poder ofrecer taxis privados para aquellos turistas que no quieren utilizar el servicio colectivo y están dispuestos a pagar por un transporte individual. Tenemos perdida la batalla dentro del aeropuerto, en perjuicio de nuestros propios turistas, al exponerlos a la venta de tiempos compartidos disfrazada de información turística oficial. Tenemos perdida la batalla para ofrecerle transporte público periódico y puntual a los empleados que laboran en hoteles, restaurantes y negocios ubicados de la punta Norte a la punta Sur de la Isla, aún y a pesar de que se trata de la gran mayoría de las fuentes de trabajo. Son las propias empresas quienes tienen que incurrir en un gasto adicional para proporcionar el transporte a sus propios empleados, con el consecuente incremento en sus gastos de operación.
En materia de transportación hacia y desde el resto del Estado, simplemente, no hemos logrado nada: las tarifas de transporte marítimo de pasajeros siguen estando fuera del alcance del bolsillo de la mayoría de la población y totalmente fuera de competitividad cuando se trata de atraer turismo proveniente del resto del Estado e incluso del extranjero que nos visita vía Cancún. La incertidumbre en los horarios de los cruces y los constantes o repentinos cambios en los mismos, aunado al reducido número de frecuencias, hace del cruce por ferry una verdadera tortura. Se ha perdido la coordinación con las salidas de autobuses duplicando el tiempo de traslado.
Las tarifas aéreas en el vuelo directo de la Ciudad de México simplemente están fuera de proporción: la ruta aérea Cd. De México-Cancún es muy similar a la de Cd. De México- Cozumel y, aún así, el boleto a Cozumel cuesta casi el doble que el de Cancún. ¿La razón? En Cancún hay mucha competencia y, por ende, las tarifas tienen que ser competitivas mientras que en Cozumel, al tratarse de una ruta monopólica, la aerolínea determina todas y cada una de sus condiciones.
El centro histórico de Cozumel nunca estuvo más desierto y abandonado y la vida nocturna se ha convertido en muerte nocturna. No hemos sabido negociar y cambiar los horarios de salida de los cruceros para que Cozumel siga vivo durante la noche y pueda ser disfrutado por el turismo hotelero. También tenemos perdida la batalla para tener un Turibus (como en todas las ciudades turísticas importantes) que permita a visitantes de hoteles y de cruceros recorrer los sitios más importantes de la Isla, con el objetivo de que nos conozcan y regresen año con año. Resulta incoherente que nos quejemos de la falta de recursos de promoción tendientes a atraer visitantes cuando, a los millones que ya nos visitan no se les ofrezcan los medios para conocer al destino.
Perdida está la negociación para lograr que parte del ingreso que pagan los cruceros a través de APIQroo, es decir, ingreso en divisas que genera la Isla por sí sola, se queden en Cozumel y se destinen a incrementar el presupuesto para promocionarla.
Perdimos la batalla que ya casi estaba ganada en materia de separación, recopilación y reciclaje de basura, proyecto indispensable para la Isla, y una labor ciudadana que toma tiempo, dinero y recursos. Hubo la total participación y colaboración de la población pero, desgraciadamente, faltó seguimiento, faltó supervisión, faltó visión de largo plazo.
Lo más grave de todo esto es que la Ciudadanía se acostumbre a perder las batallas, a vivir en un lugar en donde el costo de vida se asemeja al de ciudades como Nueva York pero sin contar con los beneficios de una ciudad como esa, a carecer de los servicios básicos a precios accesibles porque así conviene a los diferentes grupos de poder. No debemos acostumbrarnos a pagar $220 pesos para trasladarnos desde un hotel del Sur de la Isla hasta el centro histórico, en un trayecto que escasamente dura 15 minutos, cuando en la Ciudad de México nos cobran esa misma cantidad después de 1 hora y 40 minutos de trayecto. O pagar $60 pesos para trasladar a un turista del Hotel Meliá a la entrada del campo de golf, en un trayecto de escasamente 30 SEGUNDOS.
No podemos ni debemos acostumbrarnos al VAQUEVA, ni dejar de luchar por tener un mejor nivel y calidad de vida; no debemos dejar de exigir que nuestros impuestos se asignen adecuadamente y nos brinden mejores servicios públicos.
Hablemos, expongamos, demandemos, propongamos, negociemos… aportemos todos para “sacar al buey de la barranca” y al pez león de nuestros arrecifes.

Comentarios bienvenidos: marthanieto777@yahoo.com.mx