viernes, 13 de noviembre de 2009

MUERTE SÚBITA EN ISLA COZUMEL

MUERTE SÚBITA
Por: Mtra. Martha Nieto Cater
Nada más cierto que aquel refrán: “Eramos muchos y parió la abuela”. Ya estábamos en serios problemas económicos a raíz de la crisis financiera en Estados Unidos en el 2008 cuando nos atrapó la famosa pandemia. Así empezó la larga agonía en la Isla de Cozumel.
El lado positivo de una crisis económica y social como la que estamos viviendo en México y, especialmente en Quintana Roo es que nos obliga a retomar la verdadera problemática y a cuestionar la forma en la cual hemos venido haciendo las cosas. Enfrenta a los distintos grupos sociales, cámaras, consejos, instituciones gubernamentales, sindicatos, asociaciones y, en pocas palabras, nos obliga a sacar la ropa sucia del canasto.

Algunas poblaciones sufren mucho más que otras con la crisis como es el caso de la Isla de Cozumel. No significa que al resto del Estado de Quintana Roo no le haya impactado profundamente la situación económica por la que atravesamos, pero es indudable que Cozumel es uno de los destinos más afectados. Entre algunas de las razones que explican dicho impacto están:
n la falta de inversiones nuevas y frescas en: hotelería, ecoturismo, atractivos turísticos, marinas, centros de entretenimiento, etc; dejamos de crecer y dejamos de ser atractivos para los inversionistas
n la falta de diversificación geográfica en materia turística y la dependencia casi absoluta en el turismo procedente de Estados Unidos
n El encarecimiento constante de los bienes y servicios que requiere la Isla para su funcionamiento debido a los altos costos del transporte de mercancías desde el continente hasta la isla, aunado a las cuotas adicionales para maniobras de carga y descarga en el muelle
n La falta de promoción y posicionamiento del destino tanto en el mercado nacional como en el internacional
n Haber descuidado especialmente el turismo nacional y dejarlo morir por falta de promoción y de rutas aéreas a precios accesibles y con y buenas conexiones
n La falta de opciones de transporte terrestre económico, seguro y eficaz tanto para los propios cozumeleños como para los turistas que nos visitan, encareciendo aún más la vida y los servicios dentro de la Isla
n Debido a la falta de un servicio de transporte terrestre acorde a las necesidades locales, la profliferación de motocicletas y otros medios de transporte que ponen en riesgo la vida de los habitantes y de los turistas, y hacen más complicada y peligrosa la vialidad
n La falta de una competencia sana entre las navieras que proporcionan el servicio marítimo de pasajeros, para contar con precios accesibles, competitivos, con horarios fijos, confiables y seguros, con embarcaciones de tamaño y características adecuadas, que ofrezcan un trato profesional y digno a todos los usuarios y permitan captar mayor número de visitantes hacia la Isla
n La falta de una estrategia de promoción y publicidad y de instalaciones portuarias dignas y atractivas en el muelle de Playa del Carmen, para convertir ese muelle en una verdadera y atractiva puerta de entrada a turistas nacionales y extranjeros; tenemos que capitalizar el turismo que ya se encuentra en nuestro Estado.
n La falta de integración y negociación de las distintas cámaras, asociaciones civiles, instituciones, para proponer y, lo más importante, LLEVAR A CABO acciones concretas y asertivas para lograr acuerdos y avances con autoridades y gobierno en materia de infraestructura de transporte terrestre, marítimo y de promoción turística
n La falta de un liderazgo político+empresarial+ciudadano, que ofrezca soluciones viables a los problemas más inminentes de la Isla
n La falta de integración, de incoporación de la Isla de Cozumel a la estrategia estatal de desarrollo. Como lo mencioné en un artículo previo, Cozumel se ha convertido en el “patito feo” de Quintana Roo.
n La miopía de nosotros los isleños al seguir insistiendo en que podemos hacer todo solos; Cozumel ya perdió su lugar y su competitividad como destino turístico en el Estado y en el país. Necesitamos incorporarnos nuevamente a nuestro Estado y lograr insertarnos en la agenda gubernamental a base de negociaciones inteligentes y de pactos y acuerdos entre gobierno y empresariado.
n Haber permitido que el ingreso proveniente del atraque de los cruceros se haya convertido en atraco: siendo el principal destino de cruceros en el país, Cozumel sigue sin recibir un centavo de los impuestos que pagan las navieras. No se trata de imponer un nuevo impuesto; las navieras ya lo pagan. Se trata de encontrar un mecanismo de distribución de ese ingreso para que Cozumel se vea beneficiado directamente y cuente con ese dinero para poder hacer la promoción turística que tanta falta le hace.
La Isla de Cozumel necesita desesperadamente de acciones inmediatas. Desgraciadamente, su condición de Isla la limita cuando de dinero para promoción se trata. Tendrían que construirse en Cozumel alrededor de 20,000 cuartos de hotel para generar el suficiente ingreso del 2% al hospedaje y contar así con capital suficiente para invertir en la promoción del destino. Pero eso sería la muerte definitiva de la Isla pues, de acuerdo con los estudios realizados, no debe tener más de 10,000 para poder mantener sus ecosistemas y su equilibrio ecológico, social y sustentable.
La hotelería de “cadena” en su plan de todo-incuido no es la más propicia para un destino como este. Mientras en la Riviera Maya y en Cancún, así como en lugares muy retirados de ciudades o centros históricos, podría esgrimirse el argumento de que el hotel todo-incluido es el tipo de hotel adecuado. Sin embargo, en ciudades como Cozumel, que cuenta con historia y tradiciones familiares que se desarrollan en torno a un centro histórico, el concepto de todo incluido “mata” la vida comunitaria y la actividad comercial y turística independiente.
Por otro lado, las islas como Cozumel, Isla Mujeres, Holbox, no pueden y no deben convertirse en destinos de turismo masivo pues se corre el riesgo de perder el equilibrio del habitat y su sustentabilidad en el largo plazo. El problema en la Isla de Cozumel es que se perdió el tipo de hotelería de lujo, con huéspedes de alto poder adquisitivo y provenientes de todos los confines del mundo; la Isla perdió su exclusividad y cambió paulaltinamente de segmento de mercado para dedicarse de forma indiscriminada al turismo masivo de cruceros, sector que –por sus muy particulares características de operación-, transforma la forma de vida y de hacer negocios de la comunidad donde se inserta. El segmento turístico de cruceros (como cualquier otro segmento de mercado turístico) puede ser altamente benéfico para un destino como Cozumel si se realiza de forma selectiva, eligiendo exclusivamente aquella parte del mercado de cruceros con alto poder adquisitivo; esto, por irreal e imposible que parezca, sería lo único que ayudaría a evitar convertirlo en una operación masiva.
A su vez, el decrecimiento en inversiones en hotelería es preocupante. En los últimos diez años, mientras la Riviera Maya y Cancún han multiplicado exponencialmente el número de cuartos de hotel, el de Cozumel ha decrecido. La inversión en nuevos proyectos y desarrollos es incipiente por no decir inexistente. Hay desconfianza respecto del futuro de la isla en materia turística y, por ende, los inversionistas buscan otros destinos en donde invertir su dinero con mayor seguridad y garantías; buscan destinos con menos complicaciones y costos en materia de sindicatos, infraestructura de transporte, trámites y permisos, destinos que ofrezcan facilidades y transparencia al inversionista y realmente lo inviten a invertir.
Los mercadólogos dirían que el producto “Cozumel” es obsoleto y está en fase de declinación. Si no se crean nuevos ATRIBUTOS para hacer de Cozumel un nuevo y atractivo producto turístico; si no se le inyectan RECURSOS ECONÓMICOS para hacerlo más competitivo, moderno y eficiente; si no se invierte en una campaña promocional para lanzar el nuevo producto y re-insertarlo en la esfera turística internacional; si no vencemos las barreras impuestas por los monopolios, sindicatos y grupos de poder que sólo buscan el beneficio propio y de corto plazo, tendremos en nuestras manos un problema que va más allá de una crisis económica. Un problema que se traducirá en mayor desempleo, inestabilidad social, delincuencia y deterioro paulatino del nivel de vida de sus habitantes. Y esto, a la larga, tendrá repercusiones económicas, sociales y turísticas en el resto del Estado y de nuestro país.
Comentarios bienvenidos: marthanieto777@yahoo.com.mx
Isla Cozumel, Q. Roo, noviembre 2009